Cuando hablamos de agricultura orgánica, nos referimos al cultivo de plantas y hortalizas, haciendo un uso óptimo de los recursos naturales, evitando utilizar productos sintéticos o químicos que modifiquen de alguna manera sus cualidades físicas y organolépticas.
En este tipo de agricultura, no se hace uso de OMGS (organismos modificados genéticamente), obteniendo así alimentos orgánicos sostenibles.
Estos alimentos, a menudo son más pequeños y concentrados. Al no sufrir procesos artificiales que alteren su genética, éstos crecen hasta un tamaño normal, muy lejos de los productos que pueden encontrarse en fruterías, que han sido modificados genéticamente.
Puede afirmarse, que este tipo de agricultura biológica es sostenible y favorece el equilibrio del medioambiente.
En cuanto a los beneficios de la agricultura orgánica, podemos diferenciar dos sendos tipos:
Existen multitud de beneficios asociados al consumo de este tipo de productos. Y es que, son alimentos naturales que no han sufrido ningún procesado ni han variado su genética. Este tipo de productos son muy sabrosos y concentrados, aunque a menudo son más pequeños. Su calidad organoléptica es mucho más elevada que aquellos vegetales, frutas o plantas que han sido modificados genéticamente. Esto es así, porque los productos que han sido modificados ya sea para soportar plagas locales o para dotarlos de un mayor tamaño y un mejor aspecto, a menudo son más grandes, menos concentrados y con un sabor más leve y genérico.
La agricultura biológica, nace con el fin de evitar la destrucción del medioambiente, problema que se ha acrecentado en los últimos años. Este tipo de agricultura que evita el uso de pesticidas y productos sintéticos es el único tipo de agricultura que puede afirmarse, tiene un índice de producción sostenible.
La agricultura orgánica o biológica, piensa en las generaciones venideras, haciendo uso racional del suelo y de los recursos naturales.
Este tipo de agricultura requiere de una mano de obra mayor. Las plantas, frutas y verduras requieren de un control exhaustivo de plagas, que amenazan con dañarlas. Aunque a priori puede parecer un problema, éste produce puestos de trabajo, sobre todo en las zonas rurales.
Estos productos no contaminan en ningún momento de su producción (desde la plantación hasta la recogida), usando técnicas más comprometidas y seguras para el medioambiente.
La agricultura biológica evita el uso de pesticidas industriales y tóxicos para el medioambiente. Pero el problema de las plagas es evidente y amenaza con debilitar las cosechas. Es por eso por lo que existen fungicidas y pesticidas ecológicos de origen natural, que ayudan en cierta medida a solventar esta problemática. Algunos de los productos utilizados en la creación de pesticidas naturales son:
Muchas de las mezclas pesticidas naturales que contienen cobre comienzan a retirarse del mercado por el riesgo que acarrean, sobre todo en la salud de la fauna local y del suelo.
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