Para los amantes de la agricultura, no hay nada más satisfactorio que poder consumir en su mesa las frutas, legumbres y hortalizas que cultivan.
El cultivo y cosecha de nuestros propios alimentos, suele convertirse en una pasión que nos proporciona alimentos más frescos y hortalizas más sanas, y para lograrlo debemos asegurarnos de tener un suelo saludable.
Una de las dudas más comunes que surgen en este sentido, es: “¿se debe utilizar fertilizantes en los cultivos?”; una interrogante que aclararemos hoy en este post.
Para que los suelos sean productivos, deben tener ciertas condiciones mínimas necesarias en su composición.
Veamos.
Cuando se cosechan los cultivos, se eliminan nutrientes importantes del suelo, porque el mismo cultivo los absorbe y se los lleva hasta la mesa en las comidas que preparamos.
En este sentido, si el suelo no se repone con nutrientes mediante la fertilización, el rendimiento de los cultivos se irá deteriorando con el paso del tiempo.
Se trata de una cadena en la que los nutrientes alimentan el suelo, el suelo a las plantas y las plantas nos alimentan a nosotros y a los animales.
Entonces, ¿debo utilizar fertilizantes en mis cultivos?
La respuesta es sí.
Y entre los nutrientes principales que debe tener el terreno, están el nitrógeno, el fósforo y el potasio.
Sin embargo, estos variarán de acuerdo a las características propias de cada suelo y la forma en la que se haya cultivado en ese sitio.
La falta de equilibrio o la carencia de estos elementos, suele crear problemas como:
Si estás notando que tus cultivos no te están ofreciendo el rendimiento que esperas o estás comenzando en el mundo agrícola, aún a escala reducida, lo ideal es que enriquezcas el suelo para optimizar tus cosechas.
Como te comentábamos antes, los nutrientes que tiene el suelo tienden a disminuir con el paso del tiempo, producto de la erosión y de los cultivos frecuentes.
Y para mejorar el suelo en el que vas a cultivar o que ya estás usando, puedes adquirir fertilizantes químicos o crear fertilizantes naturales.
Ambos, te pueden ayudar a abordar la deficiencia de cualquier nutriente esencial.
Miremos en detalle cada uno de ellos.
En el mercado encontrarás fertilizantes con diversas composiciones que puedes usar a tu conveniencia dependiendo de la condición del suelo.
Si optas por los fertilizantes químicos, debes saber que son absorbidos por las plantas y será necesario que, con frecuencia, los apliques nuevamente.
En cuanto a la concentración, esta dependerá de la evolución de tus plantas.
También, es importante que los mezcles o disperses por el suelo y no los coloques cerca de las raíces de los cultivos, ya que puede afectar su desarrollo.
Lo ideal, es que estos fertilizantes se apliquen antes de comenzar a labrar el terreno para que desde el principio las plantas cuenten con los nutrientes necesarios para su completo desarrollo.
A medida que crecen podrás verificar si es necesario complementar esto aplicando más abono.
Otra forma de mejorar el suelo, es el desarrollo y aplicación de compost; un fertilizante artesanal que se hace juntando diversos desechos de origen orgánico y dejando que hongos y bacterias hagan su trabajo.
Sus beneficios incluyen:
El uso del compost es altamente recomendable por cuanto, a largo plazo, mejora las condiciones del terreno notablemente, sin hacer uso de químicos industriales.
El abono verde, es otra forma natural de mejorar la condición del terreno y puedes usarla si tienes suficiente espacio; consiste en sembrar alrededor de los cultivos algunas leguminosas o gramíneas que ayudan a mejorar el suelo.
Estas contribuyen a disminuir la erosión, a mantener la humedad del suelo y, al descomponerse, son una fuente de biomasa que enriquece la tierra.
Lo ideal es combinar las fuentes de nutrientes naturales con los fertilizantes químicos, para lograr un equilibrio en el suelo.
Además, es importante que cambies el tipo de cultivo con frecuencia, a fin de evitar que la concentración de los elementos esenciales disminuya de manera drástica.